David Bolchover autor de "Los muertos vivientes"
El autor habla de lo que para él son los muertos vivientes, son aquellas personas que van a trabajar cada día a la oficina, se dirigen a sus mesas al mismo tiempo y se van a la misma hora y, en medio, prácticamente no hacen nada. O bastante poco.
En la mayoría de los casos su contribución a la empresa es escasa y su talento ha sido olvidado, o mejor dicho, a nadie le importa. Como cita el autor "hay millones de personas que no hacen nada, pero reconforta saber que la mayoría tienen trabajo".
Según Bolchover un 7,2% de empleados norteamericanos encuentra tiempo en su apretada agenda para enviar más de 20 e-mails personales diarios. Y las páginas de porno son el 70% de las visitas realizadas a Internet.
Lo paradójico es lo que cuenta el autor de sí mismo: entre 1997 y 2003 realizó trabajos que podría haberlos hecho en 6 meses. Cayó en una de "esas enormes grietas" y nadie se molestó en pensar en él. Así pasó de pequeñas empresas con poco sueldo y mucho trabajo, a grandes empresas con todo lo contrario.
Para el autor hay dos estados principales: empleados inactivos que aprovechan sus dificultades y cultivan alianzas para ascender y los que piensan que su vida laboral está vacía de significado. Hay trabajadores motivados y no motivados que se irán cuando tengan una oportunidad, y los hay activamente desmotivados, a los que el autor llama "muertos vivientes". Este es un tema escondido.
Los Grandes Lideres no van a hablar de plantilla desmotivada. Y la filosofía de moda sobre el liderazgo ha sido la de los grandes gestos de cara a la galería, con ejecutivos aconsejados por consultores que quieren ganar dinero masajeando el ego del lider, lo que no lograrán hablando de los problemas básicos de la empresa.
La maniobra poítica y el padrinazgo y no la capacidad, son los promoteres del progreso individual en las empresas. Y eso genera unos mandos intermedios mediocres. Estos son muchas veces recompensas a los discípulos de los jefes en el juego empresarial. El sistema incentiva que asuman una responsabilidad que no quieren.
Un sistema que el autor cree que está llamado a la extinción por la compentencia que se avecina, y que se centra en la satisfacción y el significado.
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