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jueves, 19 de abril de 2007

DEONTOLOGÍA PROFESIONAL EN LA SELECCIÓN DE PERSONAL

Todos sabemos que la Selección de Personal se basa en reuniones programadas entre dos o más partes, donde una de ellas ejerce el control. Es decir, una de estas partes (el empleador), ejerce el rol de poder. Por este motivo, ¿todo vale? ¿El candidato ha de estar dispuesto a todo? ¿Tiene derecho el seleccionador a pedir cierta documentación, a someter a determinadas pruebas a las personas, a realizar determinadas preguntas? ¿Está el candidato obligado a todo ello? Y es que participar en un proceso de selección hoy en día casi se asemeja mucho en determinadas ocasiones a firmar un cheque en blanco.

Parafraseando al televisivo Dr. House “todos mienten”. En todo proceso de selección se hace una labor de venta; unos venden un proyecto, un puesto de trabajo, una empresa y otros venden su candidatura. En esa venta, es donde aparece la mentira ya que tanto una parte como la otra ocultan o modifican información, pues el objetivo es obtener un beneficio (uno motivar al candidato, otro conseguir el trabajo). Aquí ya aparece un tema interesante: el seleccionador invierte horas y horas indagando en el candidato. El aspirante por su parte no dispone de todo ese tiempo para calibrar si ese es su puesto. ¿Cuántas veces escuchamos en la motivación de cambio de las personas que “el puesto no es lo que le ofrecieron”? De esto hablaremos dentro de unos párrafos.

Un caso real: La selección de una secretaria. La empresa de selección sentó a las 3 finalistas en una sala, y comenzaron a realizarles preguntas de todo tipo. Las tres se miraban "de reojo" a cada momento, sabiendo o sintiendo que las otras dos eran "el enemigo". Me pregunto sobre la legitimidad a que de alguna manera te humillen, te desnuden delante de tus “competidores”. ¿Es moralmente válido? Pongamos el cadáver sobre la mesa de prácticas y diseccionemos al milímetro cual forense. Luego falla la selección y viene el gurú de turno a decirte que estas cosas pasan porque “el melón, hasta que no se abre…”. Qué graciosa me ha parecido siempre esa expresión.

Bien es verdad que los candidatos muchas veces no van dispuestos a una entrevista, van a ver lo que sale y la sensación de perdida de tiempo es generalizada, pero este es otro tema, esta deontología afecta a los candidatos, y ahora estamos tratando la profesional.

Recordemos la película “El Método”. Buena sátira sobre este tema (no he tenido la oportunidad de ver la obra teatral, así que solo puedo referirme a la película, la cual no me parece muy buena). ¿Os habéis preguntado que puesto querían cubrir? ¿Buscaban a un alto directivo o a un psicópata? Pensad como empresarios: ¿pondríais vuestro negocio en manos del ganador de esa gincana? Lamentablemente, es mucha la gente que simplemente no sabe hacer este trabajo. Conozco una empresa productora de calzado que el gerente selecciona en función de cómo le sientan los zapatos (que el mismo prueba cual príncipe a la cenicienta) a los candidatos.

Donde hay menos ética si cabe es antes de la contratación. ¿Cuántas veces no se cumplen las condiciones que se pactan verbalmente en una entrevista? Contenido del puesto, desarrollo, tipo de contrato, fecha de incorporación, salario, horario, etc. Son temas que deben quedar claros antes de proceder a la contratación. Los candidatos se piden su baja voluntaria, dan un preaviso, se incorporan... y cuando llega la primera nómina y ven lo poco que se parece a lo acordado se acuerdan de todo tu árbol genealógico, y todo porque alguien ha ido a administración de personal y cambia sin previo aviso las condiciones acordadas, y a un inocente administrativo ni se le ocurre cuestionarlo y preguntar. Y si después de esta sucesión de catastróficas desdichas al recién llegado se le ocurre protestar, al final resulta que has fallado en la selección y has incorporado a una persona conflictiva. ¿Nos da miedo entregar una carta de condiciones sin valor contractual solamente para que el candidato no tenga que apuntarse lo que le digamos en un "posit"? A nivel directivo es habitual este tipo de documentos y no está mal visto firmar un precontrato.

Tal vez debamos revisar muchas de nuestras prácticas ya seamos Deloitte, Michael Page, Pepsi Cola o Centro de estética Mari Puri.

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